Trescientos años después de los acontecimientos de la trilogía Mistborn, Scadrial ahora está en el borde de la modernidad, con los ferrocarriles como complemento a los canales, la iluminación eléctrica en las calles y en las casas de los ricos, y la primera estructura de rascacielos de acero tratando de alcanzar las nubes. Afuera, en las tierras fronterizas conocidas como los rudos, son herramienta crucial para los valientes hombres y mujeres que tratan de establecer el orden y la justicia.