Harriet y Wyn han sido la pareja perfecta desde que se conocieron en la universidad. Son complementarios como la sal y la pimienta, el té y el limón, el aceite y el vinagre. Solo que ahora, por razones de las que todavía no hablan, ya no lo son. Rompieron hace cinco meses, y todavía no se lo han dicho a sus mejores amigos.
Por eso acaban compartiendo habitación en la cabaña donde, desde hace una década, todos ellos hacen una escapada al año. Durante una semana brillante y animada, se evaden del mundo, dejan atrás los problemas de la vida cotidiana, toman cantidades desmedidas de queso, vino y marisco, y se impregnan del aire salado de la costa rodeados de las personas que mejor les entienden.
Pero este año, Harriet y Wyn están mintiendo a conciencia mientras intentan ignorar lo mucho que todavía se quieren. Porque la cabaña está a la venta, y esta es la última semana que podrán pasar allí todos juntos. No quieren romperles el corazón a sus amigos contándoles la verdad, así que fingen que todo sigue igual. Harriet seguirá siendo la entusiasta residente de cirugía que nunca empieza una discusión, y Wyn el chico encantador y relajado que nunca deja que los problemas trasciendan. Es un plan aparentemente impecable. Tras años enamorados, no debería ser difícil fingir durante una semana ante las personas que mejor te conocen. ¿o sí?